Emile Zola

Edouard Manet (1832-1883) 

Emile Zola 

1868 

Óleo sobre lienzo 

H. 146,5; W. 114 cm 

© RMN (Musée d'Orsay) / Hervé Lewandowski 

Emile Zola, amigo de la infancia de Cézanne, mostró un temprano interés en la pintura. Estaba particularmente interesado en los artistas rechazados por la crítica oficial. En 1866, escribió un artículo sobre Manet en La Revue du XXe siècle y lo defendió de nuevo el año siguiente, cuando organizó una exposición privada en la periferia de la Exposición Universal. Zola consideraba el artista, que fue impugnada por los tradicionalistas, como uno de los maestros del futuro, cuyo lugar estaba en el Louvre. En 1867, el artículo fue publicado como un folleto delgado con una cubierta de color azul, aquí a la vista en la mesa. 

Para darle las gracias, Manet ofrece para pintar retratos de Zola. Las sesiones tuvieron lugar en el estudio de Manet, rue Guyot. El escenario fue preparado para la ocasión con elementos característicos de la personalidad de Zola, los gustos y la ocupación. En la pared hay una reproducción de la Olympia de Manet, una pintura que desató un escándalo feroz en el Salón de 1865, pero que Zola considerado como mejor obra de Manet. Detrás de ella hay un grabado de Baco de Velázquez que indica el gusto por el arte español compartidos por el pintor y el escritor. Una impresión japonesa de un luchador por Utagawa Kuniaki II completa la decoración. El Lejano Oriente, que revolucionó las ideas sobre la perspectiva y el color de la pintura europea, ha desempeñado un papel central en el advenimiento del nuevo estilo de la pintura. Un biombo japonés a la izquierda de la imagen recuerda esto. 

Zola está sentado a su mesa de trabajo. Él tiene un libro, probablemente Charles L'Histoire des Blanc peintres consultadas por Manet. Un tintero y una pluma sobre el escritorio simbolizan la ocupación del escritor. 

Este retrato selló el comienzo de una amistad leal entre Manet y Zola, ambos ávidos de éxito. 

Fuente: www.musee-orsay.fr