sábado, 19 de noviembre de 2011

El paseo con sombrilla


El paseo con sombrilla
 Autor:Claude Oscar Monet 
 Fecha:1875 
 Museo:National Gallery (Washington) 
 Características:100 x 81 cm 
 Material:Oleo sobre lienzo 
 Estilo:Impresionismo


No es muy habitual encontrar obras de Monet en las que la figura humana tenga mayor relevancia que el paisaje. Los protagonistas vuelven a ser Camille, su compañera, y Jean, su hijo, igual que vemos en Almuerzo. Aquí están vistos desde una perspectiva baja, situados sobre una loma donde el viento es mayor. La luz provoca una sombra malva que domina toda la figura mientras que la sombra que ella proyecta es más oscura. Las zonas iluminadas por el sol tienen, obviamente, un colorido más vivo. Jean queda más difuminado en el fondo, apreciándose apenas el color sonrosado de sus mofletes. Una vez más la pincelada rápida, a base de pequeñas comas, se convierte en la configuradora del conjunto, eliminándose las formas lo que provocará la reacción de Cézanne o Renoir.
Fuente: http://www.artehistoria.jcyl.es/genios/cuadros/2175.htm


Retratando momentos, sensaciones o recuerdos
La mujer con el parasol
Alonso Martínez-Canabal / Doctor en Ciencias Biológicas

La mujer con el parasol Cuando emprendí camino a Washington DC para presentar mi trabajo en el congreso de la Sociedad de Neurociencias, encontré en el gigantesco pabellón del centro de convenciones varios premios Nobel y muchos nuevos e interesantes descubrimientos. A pesar de todo, la mayor atracción para mí se encontraba a poca distancia, dentro de la National Gallery, mi pintura favorita: "La mujer con el parasol", de Claude Monet (1875). Tras estar parado de 9 a 12 frente a dos posters resumiendo mis investigaciones recientes, decidí fugarme y visitar la pintura. Para mi sorpresa, las impresiones que tenía a partir de reproducciones se desvanecieron al ver el óleo original. Lo más impresionante fue darme cuenta de pequeños detalles, como la existencia de espacios vacíos en el óleo y la diferencia en claridad entre el centro del cuadro y su periferia. Tales particularidades no podían pasar desapercibidos para quién se dedica a estudiar la formación de la memoria y, en ese momento, me convencí de que La mujer con el parasol es la representación de un recuerdo. 
Ni Monet ni sus contemporáneos científicos sabían que la memoria de imágenes se forma y se almacena en la corteza visual del cerebro, que se encuentra justo en el lado opuesto a los ojos. Hoy sabemos que existen neuronas que específicamente detectan y almacenan información visual. Desde tiempo atrás se han hecho registros eléctricos de neuronas vivas y un fuerte impulso eléctrico de una o muchas neuronas, puede correlacionarse con la generación de una memoria o la evocación de un recuerdo. Hace algunos años, un grupo de científicos encontró una magnífica y única oportunidad de hacer registros eléctricos en neuronas de pacientes, logrando hacer una correlación entre lo que la persona está haciendo y lo que las neuronas se comunican unas a otras, en este caso, acerca de formación y recuerdos de imágenes. A un grupo de pacientes con epilepsia intratable se les insertaron electrodos en  ciertas neuronas  de la corteza visual y otras regiones del cerebro; la idea terapéutica era que al detectar una actividad eléctrica anormalmente grande, se podrían predecir la llegada de un ataque epiléptico y así tomar precauciones. En el artículo del Dr. Itzhak Fried en la revista Nature en el 2000, los autores explican que algunas neuronas adyacentes se activan al ver una imagen nueva, otras al ver una imagen previamente observada, y un tercer grupo se activa al “ver” una imagen con los ojos cerrados. Hay también neuronas que hacen todo junto. Estos resultados muestran que los componentes que ven y recuerdan imágenes se encuentran en los mismos lugares del cerebro, a veces interactuando entre ellos y otras veces haciendo ambas cosas. Es importante aclarar que las neuronas no son exactamente como cd’s de información, pues tienen una intrincada red de conexiones y procesos que se pueden alterar en cada momento, almacenando, reforzando o perdiendo información, o bien, modificándola sutilmente. Además, las neuronas que “ven” con los ojos cerrados o con los ojos abiertos, pueden realizar las mismas funciones y por alguna razón que nadie sabe, realizan una u otra tarea determinada. Entonces, si la neurona que “ve” puede “recordar”, o la neurona que “recuerda” puede “ver”, cada vez que esas neuronas se usen se formarán nuevos recuerdos o se modificarán los recuerdos anteriores. Esto prueba que cada vez que recordamos algo, estamos viéndolo y sintiéndolo nuevamente, y la siguiente vez, quizá pueda ser el recuerdo de un recuerdo. En otras palabras, cuando un recuerdo tiene huecos, podemos imaginar los pedazos faltantes y así, cuando recordemos nuevamente estos pedazos, probablemente, se incluirán en el recuerdo principal. 
Esto me lleva otra vez a "La mujer con el parasol". Monet como nadie estaba obsesionado con la luz de los paisajes, en vez de pintar un objeto, decía pintar una hora del día. La resolución temporal para Monet era fundamental y, entonces resulta muy claro que la única forma de retratar un instante de segundos era a través de su memoria visual. Monet debía intuir de lo pasajera y manipulable que es dicha memoria. En "La mujer con el parasol", Monet parece pintar un pequeño instante, evitando poner detalles y dejando en blanco las partes que su cerebro tal vez no alcanzó a retener. Atrás de Camille Monet, una masa de nubes en un día soleado de primavera o verano crea un contraste con el azul del cielo y un vestido blanco al vuelo. Pero no todas las que parecen nubes a primera vista lo son, algunos de esos cúmulos blancos en realidad son partes no pintadas en el lienzo. Atrás está el pequeño hijo de Monet y a los lados las pinceladas se van haciendo grandes y las sombras largas, la hierba se desdibuja, los tonos glaucos se fusionan, las flores amarillas que adornan los pasos de Camille desaparecen entre la masa verde de la hierba sin forma. ¿En realidad Camille y su hijo estuvieron posando durante varias horas en esa colina mientras Monet pintaba su óleo? o por el contrario ¿hubo un paseo, que se quedó profundamente incrustado en el recuerdo y en la imaginación del pintor y, al comenzar a perderlo, crear este óleo fue la forma de retenerlo? Los pedazos de lienzo vacío, parecen pedazos de la imagen que desaparecieron de la memoria del pintor y que éste simplemente no quiso inventar. El desvanecimiento de la imagen y los tonos alrededor del lienzo podrían estar clarificando que los detalles circundantes nunca distrajeron la atención que Monet tuvo sobre las figuras centrales en el momento en que se generó este recuerdo. Es sólo una especulación que me es imposible probar, pero yo no tengo duda que Monet estaba pintando el recuerdo de una imagen, no una imagen en sí. Años después, tras perder a Camille, Monet pintó otras mujeres paradas en el campo con sombrillas, estas pinturas parecen una vuelta al viejo tema, pero en esta serie posterior, yo no veo tiempo formación de recuerdos, sino una modelo posando y uno de tantos estudios de luz y paisaje que dejó este pintor. 
La mujer con el parasol, para mí, no es una composición pensada sino un momento aleatorio, como si Monet hubiera gritado, ¡Camille! Y al voltear ella de izquierda a derecha, aún con su vestido volando por el súbito movimiento, el pintor hubiera disparado una cámara fotográfica en su cerebro. Monet, intuía de lo efímera y fugitiva que es la memoria y en mi opinión, el pintor buscaba conservar en su estado más puro y abstracto la memoria de una imagen que le hacía regresar a una dicha enorme. Camille Monet murió unos años después de que el cuadro fuera pintado, su hijo creció, y de aquella otrora campiña francesa probablemente queda hoy muy poco. Pero un instante de esa vida y esos campos, casi de forma fidedigna, fue retratado por Claude Monet con ayuda de sus imprevisibles, manipuladoras y manipulables neuronas visuales. 
 Fuente: http://www.elarcadigital.com.ar/modules/revistadigital/articulo.php?id=1389

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