jueves, 3 de noviembre de 2011

Honoré Daumier: Vagón de tercera.



Honoré Daumier: Vagón de tercera. 
H. 1862, 66 x 90 cm. 
The Metropolitan Museum of Art, Nueva York.


Hijo de un cristalero marsellés, Daumier será considerado uno de los máximos exponentes del Realismo francés. Con siete años se trasladó a París junto a su familia, acudiendo a temprana edad con frecuencia al Louvre entre recado y recado. En ese museo se interesó por Rubens y Rembrandt, llamándole también la atención la pintura de Goya. Años más tarde se inició como litógrafo y caricaturista gracias a Ramelet, realizando más de 4.000 litografías desde su juventud hasta 1872, año en el que su vista disminuyó considerablemente. A partir de ese momento se dedicaría al óleo, quedándonos unos 100 lienzos que fueron expuestos por sus amigos en 1878. Daumier ejecuta sus obras mediante masas de color, sin apenas interesarse por el dibujo, abriendo el camino a impresionistas y expresionistas. Sus temas favoritos se relacionan con la sátira social y especialmente con la crítica al funcionariado de la justicia. También realizó algunas obras relacionadas con textos literarios como el Quijote.La obra más famosa de Daumier protagonizada por el pueblo que se traslada a la gran ciudad. En primer plano aparece una familia presidida por la anciana que porta una cesta; una joven madre amamantando a su retoño y un niño que duerme apoyado en su abuela completan el grupo familiar que se sitúa frente al espectador, como si éste viajara en el asiento contiguo. Tras el grupo, una masa heterogénea en la que abundan las chisteras - sombrero típico de los burgueses - y alguna mujer joven. Podría ser ésta una alusión a la prostitución, tan habitual en aquellos años de la Revolución Industrial, cuando las jóvenes de los alrededores de París abandonaban sus casas esperando encontrar un trabajo honesto y rentable que luego no existía, desembocando en el mundo del prostíbulo. Cada una de las figuras está individualizada, destacando sus gestos y expresiones, entre los que abundan la tristeza y el hastío. Podemos apreciar con claridad la manera de trabajar de Daumier; tras preparar la obra con dibujos previos, realizaba la composición definitiva en acuarela para trasladar más tarde al lienzo el resultado con la ayuda del sistema de cuadrícula que advertimos perfectamente en primer plano. Las figuras tienen sus contornos muy delimitados por una línea negra, procediendo más tarde a diluirla con pinceladas densas de otras tonalidades. La luz empleada recuerda a Rembrandt mientras que en el color existe una estrecha relación con el mundo Barroco que tanto admiraba el maestro. Pero el tema es totalmente contemporáneo, adhiriéndose al Realismo que defendía Courbet cuyo único objetivo era la observación directa del natural, copiando las costumbres y usos de la sociedad para mejorarla.http://www.artehistoria.jcyl.es/genios/cuadros/4176.htm
Daumier tenía una maravillosa capacidad para destilar la esencia de la expresión facial humana y del gesto corporal. Incluso en las mejores pinturas de Daumier lo que le distingue y separa de sus contemporáneos es la expresividad de su dibujo y su sentido del diseño. Vagón de tercera es uno de los mejores ejemplos de sus gráficos comentarios sobre la condición humana; contemplando esta pintura podemos entender que ejerciera tanta atracción sobre Degas.
Daumier fue dibujante, ilustrador y caricaturista político; como tal, colaborador valiente y tenaz de "Caricature" y de "Charivari", siempre dispuesto a atacar la política hipócrita de Luís Felipe y el corrompido aparato legislativo, judicial y burocrático del estado burgués. Amigo de Balzac, también Duamier escribió día a día su comédie humaine; pero supo, más que Balzac, ver en el pueblo-víctima al héroe de la lucha por la libertad contra el poder. Fue el primero en basar el arte en un interés moral, el primero que se valió de un medio de comunicación de masas, laa prensa, para influir por medio del arte sobre el comportamiento social; la imprenta fue la técnica con la que produjo imágenes capaces de alcanzar e influenciar a su público.
Daumier pensaba que un fuerte compromiso moral influía también sobre el modo de ver la realidad; los impresionistas piensan que una visión lúcida, libre y nueva de la realidad, influye sobre el modo de ser y actuar. Para Daumier, la voluntad moral abría una nueva perspectiva al conocimiento; para los impresionistas, el claro conocimiento de la realidad abría una nueva perspectiva moral.
Charles Baudelaire, el crítico de arte más importante y el mejor poeta del siglo, admira imparcialmente en Daumier su compromiso moral y su dura polémica social, aunque no comparte sus opiniones políticas; lo admira porque hace un arte que tiene por objeto a la sociedad y lo hace no como espectador sino como combatiente, consiguiendo, sin embargo, que lo bello surja incluso al representar las peores lacras sociales. "Su dibujo está coloreado de manera natural, sus litografías y sus grabados en madera despiertan la idea del color. Su lápiz es algo más que el negro que sirve sólo para delimitar contornos, sugiere el color junto con el concepto, y es el signo de un arte superior".

Bibliografía
Argan, G.C. (1976), El arte moderno. Valencia. Fernando Torres. Ed. 2ª ed, vol. I, pág 72 ss
Martin Reynolds, D. (1996), El siglo XIX. Barcelona. Gustavo Gili. Pág. 82. 4ª ed.
Barcini, Luigi ... [et al.] (1973), Daumier. Barcelona. Noguer y Caralt Editores. 120 p
Roger-Marx, Claude (1962), Daumier (pinturas). Barcelona. Editorial Gustavo Gili. 48 p.
Roy, Claude (1971), Daumier. Barcelona. Carroggio, S.A. de Ediciones. 128 p.
http://cv.uoc.edu/~04_999_01_u07/percepcions/perc88f.html
notable grabador y caricaturista francés. Su labor como caricaturista, de la cual vivía, reflejaba sus posiciones políticas liberales y antimonárquicas, lo que lo dejó sin trabajo más de una vez o lo obligó a disminuir la acidez de su crítica en otros momentos. La caricatura que le dió fama, fue también un freno para su labor como pintor, actividad a la que nunca pudo dedicarse cuanto hubiera querido. Por otra parte, rotulado como caricaturísta por su trabajo como ilustrador de periódicos, el Salón Oficial rechazaba sistemáticamente todos sus envíos. Con encuadres poco tradicionales, pincelada extendida y estructural y un gran poder expresivo, su obra pictórica, adelantada para la época, pasó desapercibida. Aunque su obra difiere mucho de la de Courbet o Millet, puede ubicárselo dentro del Realismo por la temática, dedicada a reflejar su propio tiempo, tanto en la caricatura como en la pintura.
http://www.arqfdr.rialverde.com/8-S_xix/realismo.htm

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