domingo, 20 de noviembre de 2011

Paul Cézanne: Las grandes bañistas


La mayor parte de los críticos al ver esta obra comentaron la ausencia de dibujo y modelado de la figura humana, la consecución de un espacio profundo, la armonía perfecta de color y tono, la subordinación de la pincelada ante la ilusión creada. Al ver sus bañistas dieron por sentado que estaba intentando pintar al estilo de Bouguereau (Las bañistas. 1884, 201 x 129. Oleo sobre lienzo. The Art Institute of Chicago) y que simplemente no lo había logrado. Lo que veían eran figuras mal delimitadas, mal dibujadas y planas; superficies de texturas abigarradas; cambios bruscos de color y de tono; pinceladas inacabadas; lo que significa que, en vez de ver los resultados de la obra de Cézanne como intencionados, los interpretaban como una consecuencia involuntaria o indeseada de su incompetencia como pintor, lo que convertía a sus cuadros en objetos insignificantes.

Ahora podemos reconocer el complicado ritmo que establecen las siluetas de las diversas figuras y cómo la colocación de estas figuras y su relación con las que están a su alrededor es lo que provoca la sensación de espacio y volumen y cómo, de hecho, toda la superficie contribuye a crear este efecto casi escultórico. El tema de las bañistas es recurrente en la pintura europea a partir del setecientos tardío. Cézanne lo retoma, un siglo después, para dar salida a una construcción mental que ha estado trabajando durante tiempo: una obra íntegramente construida sobre el módulo geométrico del triángulo.
Paul Cézanne:Las grandes bañistas. 
1898/1905. 208 x 249 cm. Óleo sobre lienzo.  Museum of Art, Filadelfia.

Cézanne no ha dudado en recurrir a la repetición del módulo compositivo triangular presente en varias formas y dimensiones en el cuadro. Un gran triángulo isósceles, en efecto, resulta de la combinación de los árboles con el plano horizontal del suelo; pero si se hace coincidir la base de la figura geométrica con los pies y los glúteos de las bañistas del primer plano, podemos construir también dos triángulos laterales, que engloban a ambos grupos de bañistas, y cuyo vértice superior se encuentra en las cabezas de las bañistas que están de pie. Estos dos triángulos están inscritos en dos triángulos mayores que tienen como vértice los dos árboles cuyas ramas se recortan a mitad del cielo. De esta forma, el cuadro se presenta lógico y compacto como un cristal; por ello mismo, incluso la parte más pequeña del conjunto tiene la misma forma que la totalidad. Así, como apuntaba Kandinsky, que veía en el uso del triángulo por parte de Cézanne en esta obra implicaciones místicas, cada una de las figuras puede ser reducida a un triángulo, y hasta sus brazos y sus piernas son forzadas sabiamente para que asuman forma triangular. La misma forma que tiene la cabeza del pequeño campanario del fondo y que parece ser casi el elemento generador de toda la composición.

Bibliografía

Borghesi, Silvia (1999), Cézanne. Madrid. Sociedad Editorial Electa España. 144 p
Cachin, Francoise; J. Rishel, Joseph (1995), Cézanne. Madrid. Sociedad Editorial Electa España. 600 p. 
De Micheli, Mario (1973), Cézanne. Barcelona. Ediciones Toray. 120 p. 
Honard, Michel (1991), Cézanne. Madrid. Editorial Libsa. 176 p
Kendall, Richard (1992), Cézanne por sí mismo. Barcelona. Plaza & Janés Editores. 320 p
Leonhard, Kurt (1990), Paul Cézanne. Barcelona. Edicions 62, Península. 152 p
Rewald, John (1999), El postimpresionismo: de Van Gogh a Gauguin. Madrid. Alianza Editorial. Col. Alianza forma 31. 540 p. 
Fuente: http://cv.uoc.edu/~04_999_01_u07/percepcions/perc97b.html

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