martes, 25 de octubre de 2011

El aguador de Sevilla

El aguador de Sevilla
Autor:Velázquez
Fecha:1620 h.
Museo:Wellington Museum (Londres)
Características:106 x 82 cm.
Material:Oleo sobre lienzo
Estilo:
Posiblemente sea la obra maestra de la etapa sevillana por lo que se realizó entre 1619-1622. Aparecen dos figuras en primer plano, un aguador y un niño, y al fondo un hombre bebiendo en un jarro, por lo que se ha sugerido que podría representar las tres edades del hombre. Velázquez sigue destacando por su vibrante realismo, como demuestra en la mancha de agua que aparece en el cántaro de primer plano; la copa de cristal, en la que vemos un higo para dar sabor al agua, o los golpes del jarro de la izquierda, realismo que también se observa en las dos figuras principales que se recortan sobre un fondo neutro, interesándose el pintor por los efectos de luz y sombra. El colorido que utiliza sigue una gama oscura de colores terrosos, ocres y marrones. La influencia de Caravaggio en este tipo de obras se hace notar, posiblemente por grabados y copias que llegaban a Sevilla procedentes de Italia.(Fuente: http://www.artehistoria.jcyl.es/genios/cuadros/25.htm)
Muchos artistas y escritores de la época dedicaron obras a alabar la nación española, las glorias y grandezas de sus hazañas, victorias militares o gestas heroicas; también es cierto que aquellas grandezas eran (y son) efímeras, y que las celebraciones no intentaban sino dejar constancia (verbal, pictórica o arquitectónica) de unos hechos que no volverían a repetirse. Había una especie de conciencia de que la verdadera realidad ya era muy distinta de los hechos evocados, y de que una nostalgia por los bienes perdidos era lo único auténtico. Para Velázquez, como para los poetas españoles del barroco, la vida es una fuente de desconciertos, en su doble sentido: "desconcierto" como turbación y extrañeza, y "desconcierto" como desorden, desavenencia o descomposición. De aquí se derivan -y acudo de nuevo a las observaciones de Maravall-, entre muchos otros, temas como la locura del mundo, el mundo como un teatro, la incertidumbre de la condición humana, la lucha de opuestos, la mudanza, y el mundo de las apariencias. A veces como tema, y otras como actitud ante los hechos, esta discrepancia entre la realidad evocada y la situación concreta produce melancolía; es decir, tristeza, mal humor, pesadumbre. Quizá como proyecciones de sí mismo, muchos rostros velazqueños muestran gestos melancólicos: desde el adusto semblante de sor Jerónima de la Fuente (1620) hasta la sonrisa bobalicona de Calabazas (1639); desde el hombre viejo en "El aguador de Sevilla" (1622) hasta los últimos retratos de Felipe IV. Esta melancolía es muy semejante a la que Cervantes dejó en el semblante de Don Quijote, a quien no por azar le llamó "el Caballero de la Triste Figura"; y luego se acentuó como tema en unos tópicos literarios desde tempranos poemas de Góngora, como el soneto "Descaminado, enfermo, peregrino...", hasta los conocidos monólogos calderonianos de La vida es sueño. Tanto en sus Rimas (1602) como en sus Rimas sacras (1614) Lope abunda en los temas de la fugacidad de la vida, el desengaño de la existencia, y la pesadumbre por el desamor y la soledad; y los grandes sonetos de Quevedo son hitos en esa conciencia del pensamiento barroco por la conciencia de la fugacidad y la inconstancia de seres y cosas en el mundo.(FRANCISCO MONGE, Carlos. Las sombras de la duda: (Velázquez y el barroco literario español). Atenea (Concepc.) [online]. 2003, n.488 [citado 2011-10-25], pp. 135-152 . Disponible en: . ISSN 0718-0462. doi: 10.4067/S0718-04622003048800007.)
Los temas populares y costumbristas estuvieron en el interés temático de Velázquez durante su primera época sevillana. En el siglo XVII los aguadores eran personajes populares que vivían de las propinas que les dispensaban a cambio de un poco de agua fresca. Estos personajes populares de la Sevilla del Siglo de Oro fueron documentados en los lienzos de Velázquez. En este caso este aguador se identifica con el conocido en la época como «corso de Sevilla».
Parece ser que fue este el lienzo que Velázquez llevó a Madrid como tarjeta de presentación cuando en 1623 a través de la influencia ejercida por el Conde Duque de Olivares (valido de Felipe IV), llega a la Corte. Se aprecia en él la influencia de Caravaggio, cuya obra probablemente conociera de grabados y copias que llegaban a Sevilla.
Destaca el estudio psicológico de los personajes ordenados en torno al objeto de cerámica que distribuye el resto de la composición. Un viejo ofrece una copa de agua a un joven mientras, en un segundo plano, un personaje adulto sacia su sed. Se cree que están representadas aquí las tres edades del hombre: 11, 21 y 56, y la transición del conocimiento de la vejez a la juventud (a los once años ingresa Velázquez en el taller de Pacheco, veintiuno es la edad que tiene cuando realiza la pintura y cincuenta y seis la edad de su maestro Pacheco) (Fuente: http://recursostic.educacion.es/kairos/web/ensenanzas/bachillerato/espana/img/imagenes_comentadas/
emergente_aguador.html

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