lunes, 3 de octubre de 2011

Judith y Holofernes-Miguel Angel-Capilla Sixtiba-Perchina


La decisión de Julio II de volver a decorar totalmente la bóveda se debió tal vez a los serios problemas de naturaleza estática que afectaban a la Sixtina desde los primeros años de su pontificado (1503-1513). Éstos tienen que haber sido la consecuencia de las excavaciones, realizadas tanto a norte como a sur del edificio, para la construcción de la Torre Borgia y del nuevo San Pedro. Tras abrirse una larga grieta en la bóveda en mayo de 1504, se encargó a Bramante, en aquel entonces arquitecto de Palacio, que pusiera remedio; éste colocó unas cadenas en el local ubicado sobre la Capilla. Sin embargo, los daños sufridos a las antiguas pinturas tienen que haber sido tantos, que convencieron al pontífice a encargar a Miguel Ángel una nueva decoración pictórica. El 8 de mayo de 1508 el artista firmó el contrato que incluía la realización de doce apóstoles en las pechinas y en la parte restante, motivos ornamentales. Más tarde, bajo petición de Buonarroti en persona, quien consideraba el proyecto "cosa pobre", el papa le dio un nuevo encargo, con el cual se dada la ideación plena del programa al artista. Sin embargo, es probable que el pintor haya recurrido a la colaboración de teólogos de la corte papal para realizarlo. Al interior de una potente arquitectura pintada, Miguel Ángel puso nueve Historias centrales, que describen episodios del Génesis, con figuras de Desnudos a los lados, que sostienen medallones con escenas del Libro de los Reyes. En la base de la estructura arquitectónica, doce Videntes, es decir, Profetas y Sibilas, se hallan sentados en tronos monumentales a los que se contraponen más abajo los Antepasados de Cristo, representados en las Enjutas y Lunetos (pared norte, pared sur, pared de entrada). Por último, en las cuatro Pechinas angulares, el artista representó algunos episodios de la milagrosa salvación del pueblo de Israel. En agosto de 1510, Miguel Ángel dio por terminada la primera mitad de la bóveda, o sea, desde la pared de entrada hasta la Creación de Eva. El trabajo tiene que haber finalizado dentro del 31 de octubre de 1512, ya que el 1° de noviembre el Papa celebró misa en la Capilla.
Las grandes pechinas colocadas en los ángulos de la bóveda, narran cuatro episodios de la milagrosa salvación del pueblo de Israel, que se pueden interpretar como prefiguraciones del Mesías, ya que testimonian la constante presencia de Dios en la vida de su pueblo y la perpetua renovación de la promesa de Redención. Éstas se colocan, por lo tanto, como eslabón entre las historias de la bóveda y las de las paredes.
Judit y Holofernes (Judith 13,1-10)


En el Antiguo Testamento se narra el episodio de Judit que salvó su ciudad Betulia del asedio de Holofernes, general del rey asirio Nabucodonosor, dándole muerte después de un banquete durante el cual le habían embriagado, decapitándolo y llevando más tarde la cabeza a sus conciudadanos (Judit caps. 10-13). El episodio se encuentra representado en tres escenas: a la izquierda, están las guardias dormidas; en el centro, Judit y la sierva que cubren la cabeza del muerto con un paño, presunto retrato de Miguel Ángel; por último, a la derecha, se ve el cuerpo de Holofernes mutilado.
http://mv.vatican.va/4_ES/pages/x-Schede/CSNs/CSNs_V_Penn_01.html
En las esquinas de la Capilla Sixtina encontramos cuatro grandes pechinas que tienen como temática común las Milagrosas salvaciones de Israel, identificándose con la cristiandad. Los cuatro asuntos son los siguientes: David y Goliat, la Serpiente de bronce, el Castigo de Amán y Judith y Holofernes. Los especialistas consideran que las más lejanas - las escenas de Judith y David -a la pared del Juicio Final serían las más antiguas, ejecutadas por Miguel Ángel en 1509 mientras las dos más cercanas - el Castigo y la Serpiente - serían de los últimos años de ejecución, considerándose la fecha de 1511.La escena que contemplamos recoge la decapitación del general asirio Holofernes por mano de Judith, bella y virtuosa viuda de Betulia. La mujer se trasladó, con el consentimiento de los jefes de su pueblo, al campamento enemigo donde Holofernes se prendó de su belleza y sabiduría, permitiéndole todo cuanto pedía. Con motivo de un banquete al que acuden todos los generales, Judith es invitada, apareciendo con sus mejores galas lo que provocaría una mayor admiración del militar. Holofernes y Judith se quedan solos en la tienda; aprovechando la viuda la embriaguez del asirio, le corta la cabeza y con la ayuda de su aya, portan el trofeo hasta Betulia donde es colocado en las murallas, motivando la desbanda del ejército invasor al conocer la pérdida de su jefe.Miguel Ángel ha elegido el momento en que Judith coloca la cabeza de Holofernes en la bandeja de plata y procede a cubrirla con un paño, considerándose que la cabeza del general sería un autorretrato del pintor. Las dos figuras se ubican en el centro de la escena mientras que al fondo observamos el cuerpo yacente del general, en una postura totalmente escorzada donde se destaca la potencia anatómica de su cuerpo. Al final de la pared donde se recortan las figuras de las mujeres hallamos un extraño personaje identificado con un soldado durmiendo. El momento de tensión ha sido interpretado a la perfección por Buonarroti, creando una escena de intensidad dramática gracias a los efectos lumínicos y al movimiento de los personajes. Los colores están estudiados con especial interés al vestir a la doncella de amarillo - color emblemático de la Iglesia - y a Judith de blanco como símbolo de pureza, creándose en sus vestidos sombras coloreadas que parecen anticipar al Impresionismo. Esos pesados ropajes que visten las damas intentan ocultar la anatomía de sus cuerpos, tratándose de figuras amplias y escultóricas, inspiradas en la estatuaria clásica que Miguel Ángel tanto admiraba a través de Donatello.
http://www.artehistoria.jcyl.es/genios/cuadros/6992.htm

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